Algunos criterios sobre la prueba de Papanicolaou

papanicolauCasi todas las mujeres conocen que una prueba de Papanicolaou es una prueba de diagnóstico de rutina utilizada por los ginecólogos para detectar cambios celulares en el cuello uterino de una mujer, que pudieran indicar una condición precancerosa o cancerosa. Hasta el año 2003, cuando el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (ACOG) revisó sus directrices originales para la detección del cáncer de cuello uterino, se recomendaba que las mujeres recibieran una prueba de Papanicolaou anual, a partir de los 18 años. Esas directrices fueron transformadas para eliminar pruebas innecesarias en mujeres jóvenes y mayores sin antecedentes de pruebas anormales y con bajo riesgo de desarrollar cáncer cervical.


Para mujeres menores de 21 años

No se recomiendan exámenes pélvicos para las jóvenes menores de 21 años, a menos que hayan sido sexualmente activas o tengan alguna situación médica, como dolor pélvico, períodos menstruales irregulares o vaginitis. Si una chica más joven es sexualmente activa, se recomienda un examen pélvico y una citología vaginal, junto con las pruebas de rutina de enfermedades de transmisión sexual, dentro de los tres años siguientes a la primera relación sexual. Las pruebas para enfermedades de transmisión sexual incluyen la detección de clamidia y gonorrea, dos infecciones bacterianas comunes que se transmiten sexualmente. Las directrices del ACOG también recomiendan que todas las mujeres entre las edades de 19 y 64 que están sexualmente activas deben recibir la prueba del virus de inmunodeficiencia humana (VIH).

Para mujeres entre 21 y 30 años

Se recomienda que los exámenes pélvicos con las pruebas de Papanicolaou comiencen a los 21 años para las mujeres que no han tenido relaciones sexuales. A partir de entonces, la investigación anual debe continuar hasta los 30 años. Las mujeres de este grupo tienen un mayor riesgo de contraer el virus del papiloma humano (VPH), que las mujeres mayores. El VPH causa una afección precancerosa del cuello uterino, que puede conducir al cáncer cervical. Un ginecólogo puede recomendar exámenes más frecuentes dependiendo de cada caso.

Para mujeres con más de 30 años

De 30 años de edad en adelante, las directrices del ACOG plantean que los exámenes se pueden reducir a cada dos o tres años, siempre y cuando una mujer tenga tres resultados consecutivos que fueron normales, no presente condiciones que afectan el sistema inmunológico, no haya estado expuesta al medicamento dietilestilbestrol (DES) en el útero antes de su nacimiento y no tenga otros problemas médicos que requieran exámenes anuales o semestrales. Los exámenes pélvicos físicos de rutina deben continuar anualmente.

Para mujeres mayores de 65 años


Aunque los exámenes pélvicos de rutina deben seguir después de los 65, se plantea que, bajo ciertas condiciones, las pruebas de Papanicolaou pueden interrumpirse en este punto. Si una mujer tiene tres pruebas de Papanicolaou consecutivas que son normales y no tuvo resultados anormales en los 10 años anteriores, no tiene antecedentes de cáncer de cuello uterino, el VIH u otras enfermedades que afectan el sistema inmunológico, no está en riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual y no fue expuesta al medicamento dietilestilbestrol, las pruebas de Papanicolaou pueden ser eliminadas del examen anual.

Excepciones

Si una mujer de cualquier edad se somete a una histerectomía total por razones distintas al cáncer y nunca ha tenido cáncer cervical o pruebas de Papanicolaou anormales, esta prueba pueden ser descartada del grupo de exámenes pélvicos de rutina, de acuerdo con las directrices del ACOG.

libro-salud-reprodIMPORTANTE: Descarga completamente GRATIS nuestro libro electrónico; "La salud reproductiva femenina y su relación con el medio ambiente". Después de leer este libro serás capaz de comprender y reconocer:

  • Los mecanismos por los cuales los tóxicos ambientales pueden afectar la reproducción femenina.
  • Trastornos de ovario, de útero y de la pubertad.
  • El papel potencial del medio ambiente en el surgimiento de trastornos reproductivos femeninos.