Las mujeres suelen recibir su primera prueba de Papanicolau alrededor de los 21 años, a menos que exista un riesgo especial, como problemas inmunológicos, la enfermedad del VIH, la actividad sexual precoz o un embarazo.  Durante una prueba de Papanicolaou, el médico raspa las células del cuello uterino de la mujer con el fin de identificar posibles cambios en esta zona, de ahí que sea natural presentar un sangrado vaginal leve o flujo de color marrón o rosa después de haberse sometido a dicho examen.

Exceso de sangre cervical

Muchas mujeres experimentan una oleada de sangre hacia su cuello uterino y órganos reproductivos durante o poco después de una prueba de Papanicolaou, ya que ese procedimiento puede llegar a irritar y sensibilizar en extremo al tejido implicado durante el examen.

Rasguño Cervical

Un rasguño o arañazo muy profundo en el delicado revestimiento del cuello uterino cervical para obtener una muestra de células, puede contribuir al sangrado después de una prueba de Papanicolaou. Este tipo de hemorragia suele detenerse rápidamente, pero si aumenta o comienzan a formarse coágulos, la mujer debe ponerse en contacto con su profesional de la salud inmediatamente.

Los pólipos cervicales

Los pólipos cervicales son crecimientos suaves, con forma de dedo, que se extienden desde el útero hasta el cuello uterino. Se afirma que las mujeres de más de 20 años son más propensas a tener pólipos cervicales que las niñas jóvenes que no han empezado a menstruar. Los pólipos cervicales suelen causar sangrado después de una prueba de Papanicolaou debido a una infección, inflamación crónica, aumento de los niveles de estrógeno o vasos cervicales congestionados. Si los tejidos del cuello uterino de la mujer ya estaban irritados en el momento de realizarse la prueba de Papanicolaou, entonces ella puede sangrar después del examen.